jueves, 28 de julio de 2016

Puente en el litoral



Recientemente asistí a una exposición de fotografía llamada Puente, de Constanza De Rogatis. Esta muestra captó mi interés pero lo que me causó más resonancia fue el texto del folleto escrito por Erick del Bufalo, quien me conectó de nuevo con esos temas que me rondan cada vez que pueden: El tiempo-espacio, los recuerdos (memoria, identidad) y los límites, litorales.
Del Bufalo dice que la fotografía es capaz de dejar su trazo en lo real, de producir otro lugar y otra duración (espacio-tiempo). Si la fotografía no logra transportar, si no logra atravesar estas dimensiones solo es una representación. Agrega, una fotografía siempre es de este mundo y de otro, son fragmentos de realidad, testimonios de vida.
Para mí los recuerdos son fotografías que hilo y deshilo con el sentido, con una narrativa interior. Me es menos complejo mostrarme desde la imagen, desde lo Imaginario que desde lo escrito, desde lo Simbólico, pero en ambos intentos lo que busco es bordear, delimitar, en la medida de lo posible lo Real. Este Real entendido como lo que no puede ser nombrado, asido, un borde del abismo del sentido.
La fotografía es uno de los lugares que me permite articular, que me deja hacer muestra del discurso interior, que me muestra, expone mi singularidad sin la angustia que caracteriza el proceso de escritura. La fotografía atrapa mi alma pero la palabra la petrifica y eso me angustia.
Este Muestrario es un ejercicio para hacer dialogar los registros Simbólico e Imaginario y así morder algo más de lo Real. Un intento de encontrar mi propia solución que me concilie con el lazo social, con el otro. Así como los surrealistas que cansados de lo insoportable del entorno cambiaron su perspectiva y decidieron mirarse a sí mismos, a buscar en la psiquis para liberar el inconsciente; hoy busco hurgando en  mi temores, esperando encontrar ese contorno, eso que me dibuja, ese litoral que es lo que me separa y a la vez me conecta con el Otro.

Memoria en movimiento


Música colaboración de Qohen G.

Memoria en movimiento - Miniatura. Autor: Qohen G.



martes, 19 de julio de 2016

Lluevo



Esto lo escribí ya hace tiempo y hoy ya no lluevo, pero lo hice y seguro que lo haré de nuevo, en algún otro momento.

 
Hoy lluevo...
Bruma que se instala en la mirada
gris, triste, sola, en falta, barrada, no incauta... develada
Asumir, seguir, ruda línea temporal...
Noche oscura, noche dura... creí que no amanecería y llovía.
Arrugada, maltrecha, con ganas de tener esperanza
agua, agua, diluvio incontenible en la aridez de mi garganta
duele, muero.. sentimiento ahogado
agua salada
No lo leí, no lo vi venir... no lo sentí.
Imposibilidad, la nada. 
Vacío que llueve para dejar de serlo
llueve, llueve, lluevo...


viernes, 15 de julio de 2016

Recordándote



Recordándote entre fonética e imagen (en movimiento), escritura no lineal fijada en el libro de la memoria, el cual jamás es lineal. No creo en la linealidad, únicamente la concibo para intentar comprender la entropía. En lo que sí creo es en lo vivido contigo, en especial cuando llegábamos a esos puntos de fuga, alimentados por un movimiento rítmico, placentero, orgánico, natural, sin yo, sin ego. La fonética, una narrativa particular y que me permite fijar el recuerdo, atrapado en deliciosos fragmentos que se arman y desarman sin respetar que fue primero o después, incluso se permiten construir nuevas historias, libre asociación. Libre!
Esa unión de tiempo-espacio en tiempo presente, en el pasado que fue presente, y que al recordarlo aparece una imagen borrosa que se diluye. Sé que significó en su presente, ahora pasado. El recuerdo es para mí como viajar en el tiempo hacia el pasado. Nunca puedes regresar al punto exacto, solo a un universo paralelo, el cual, en el instante que se evoca, abraza al ahora presente como una tenue presencia que te roba una mueca.
Siempre me gustó conversar contigo luego de danzar sobre las sábanas de tu cama, creo que eso tramitó que el recuerdo no desapareciera, tal como desaparecía las sensaciones recién vividas mientras tratábamos de fijarlas en palabras. Así como hay artistas que tiene sus hermosos libros donde plasma su sensibilidad, siento que me queda ser mi propio libro, uno habitado por recuerdos, con un sin número de deliciosas imágenes móviles, sujetas con hilos de discursos elaborado en nuestras conversaciones, en el pousse-cafe nocturno que acompañaba a nuestros maratones. Tu recuerdo me hace sentir la misma emoción de una niña agarrando con sus manos muchos globos de colores que flotan en el aire sujetos a ella con delicadas cuerdas y que se mezclan entre ellos como evocaciones en mi cabeza. Creo que más que pensamiento es eso que es difícil de llevar a palabras y que hoy llamaré sentires, los cuales están ya tatuados en mí, como otras marcas que llevo en el cuerpo, en la mente y en el alma. Soy mujer de cicatrices.